Una de las relaciones más significativas que Flavia desarrolló durante su año como au pair fue con su familia anfitriona. Los niños a su cuidado rápidamente se convirtieron en hermanos menores para ella. Desde llevarlos al colegio hasta las historias antes de dormir, cada pequeño momento fortalecía su vínculo.
“Me enamoré de los niños antes de llegar aquí, y cada día ese amor crece,” explica Flavia. “Amo tanto a mis niños anfitriones que no puedo imaginar mi vida sin ellos. Nuestra relación es realmente como la de una familia. Mi papá y mamá anfitriones también son parte de mi familia para toda la vida, y pienso verlos tan seguido como pueda después de dejar Estados Unidos.”
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Más allá de su familia anfitriona, Flavia formó amistades significativas que enriquecieron aún más su experiencia. Una de sus primeras conexiones fue con otra au pair que conoció gracias a su Coordinadora Local de Cuidado Infantil (LCC). Al comienzo de su año como au pair, su LCC reunió a todas las au pairs de la zona en un evento para crear vínculos, lo que le dio la oportunidad de conocer a otras jóvenes de todo el mundo que estaban viviendo la misma experiencia que ella.
“Esta au pair también era brasileña,” cuenta Flavia, “así que conectamos desde el principio.”
Flavia también se hizo cercana a au pairs de todo Estados Unidos a través del Programa de Embajadoras de Cultural Care, que implicaba comunicarse por Instagram DMs, grupos de WhatsApp y más.
“Así fue con una de mis mejores amigas aquí,” dice Flavia. “Me asignaron para ser su Ambassador Buddy. Nos escribimos por email antes de que ella llegara y fui a recibirla en su primer fin de semana en EE.UU. Hoy, mi comunidad de amigas sigue creciendo gracias a esto. Son como mi segunda familia también.”
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Flavia aprovechó al máximo su tiempo en Estados Unidos viajando con su familia anfitriona y otras au pairs, visitando destinos como Nueva York, Nueva Jersey, Delaware, Maryland y el lago Wallenpaupack en Pennsylvania.
Pero algunos de sus momentos favoritos vinieron de lugares inesperados, descubriendo pequeños pueblos con un encanto único.
“Cada pequeño pueblo tiene su propia magia y energía especial aquí,” comparte.
“Antes de venir, siempre pensamos que solo las ciudades famosas son importantes, pero me encanta visitar todo tipo de lugares.”
El viaje que más atesora Flavia fue una escapada de Año Nuevo en Ocean City, Nueva Jersey, donde ella y cinco au pairs más pasaron tres días inolvidables juntas. Gracias a la generosidad de su familia anfitriona extendida, que les prestó una casa para el fin de semana, pudieron relajarse, celebrar y crear recuerdos para toda la vida.
“Fue la manera perfecta de comenzar el año,” reflexiona.
Cuando Flavia recuerda su tiempo en Estados Unidos, lo que más resalta para ella son las relaciones que construyó. Está segura de que los lazos y recuerdos que creó irán mucho más allá de su año aquí.
Como au pair, cada conexión deja una huella duradera… niños anfitriones que se vuelven hermanos, amigas que se convierten en familia, y familia que se transforma en hogar. No es solo un año en el extranjero. Son las personas que conoces en el camino.
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